¿SEÑALES MESIANICAS QUE SEGUIRAN A LOS QUE CREAN?

 

SANIDADES Y MILAGROS

Suponiendo que Jesús hizo sanidades y milagros asombrosos tal como lo cuentan los llamados “evangelios”, los cuales no tienen autoridad como libros de historia, sino religiosos, y por lo tanto no gozan de credibilidad; detengámonos a analizar este argumento de las señales y maravillas por parte del Mashiaj en su llegada.

Según lo expuesto por Maimónides en su Mishné Torá, los milagros y maravillas NO SON UN REQUISITO QUE DEBE CUMPLIR EL MASHIAJ. Grandes milagros perfectamente pueden ser realizados por falsos profetas, o sea por quienes pretendan quitar, agregar, reinterpretar o negar la Torá del Eterno (Deuteronomio 13: 1).

Incluso estos falsos profetas desde siempre se han valido de sus obras asombrosas para que la gente creyera en ellos. Pero la Torá prohíbe que se les haga caso aunque hagan grandes señales (Deuteronomio 13: 3-6).

Sucederán seguramente milagros durante la era mesiánica, pero no antes como medio para convencer a la gente que el Mashíaj ha llegado.

Maimónides, en su Mishné Torá, Capítulo 11, Ley 3 dice:

 “No supongas que el Rey Mashiaj debe realizar milagros y maravillas, provocar nuevos fenómenos dentro del mundo, resucitar muertos, o realizar otros hechos similares; la cuestión no es así, pues Rabí Akiva, uno de los más grandes sabios de la Mishná, era uno de los partidarios del Rey Ben Koziva (Bar Kojba) y lo describía a él como el Rey Mashiaj. Él y todos los Sabios de su generación consideraron que fue el Rey Mashiaj hasta que fue asesinado debido a sus pecados. Por cuanto que fue asesinado, ellos comprendieron que él no era el Mashiaj. Las Sabios no le pidieron ninguna señal o maravilla. Y lo principal de esta cuestión es así: La Torá, con sus estatutos y leyes, es eterna. Nosotros no podemos agregar a ellos ni podemos disminuir de ellos. (Y todo persona que aumenta o disminuye la Torá, o da interpretaciones falsas, saca de contexto las mitzvot, es con plena seguridad un malvado y un apicorós)”


De acuerdo con algunas tradiciones del judaísmo durante la era mesiánica habrá dos períodos diferentes: primero un período sin milagros, que conducirá a un segundo período, esta vez milagroso. A esto, sin embargo Maimónides responde que ni el orden en que ocurran estos acontecimientos ni su detalle preciso están entre los principios fundamentales de la fe, y que se debe esperar y creer en la concepción general de la cuestión.

Según los “evangelios” en un Shabat Jesús se levanta a leer la haftará. En lugar de leer la porción correspondiente, contrario a las reglas y según su parecer (cosa inadmisible en una sinagoga) escoge otra porción del mismo profeta, la cual no pertenece a ninguna haftará.

El texto que leyó dice: “La Voluntad de mi Soberano HaShem está sobre mí, me ha untado(ungido), el Eterno – HaShem - para anunciar a los humildes. Me ha enviado para vendar a los de corazón quebrantado, para proclamar libertad a los cautivos, y la apertura de los ojos a los que están vendados; para proclamar el año de buena voluntad de HaShem –El Eterno…”

Seguidamente se proclama Mashiaj de Israel sin mostrar ningún elemento probatorio. Estas actitudes producen un más que justificado rechazo por parte de la sinagoga a tal punto que lo expulsan de allí con tal indignación que si no hubiese existido una ley que dice que debe ser juzgado por un Sanhedrím lo hubiesen ejecutado en ese momento por falso profeta.

Ahora concentrémonos en el texto que leyó Jesús y su verdadera interpretación.

Si leemos bien Isaías/Isaías 61, veremos que se refiere al mismo profeta Isaías, quien escribió el libro, empleando un lenguaje alegórico.

Este habla acerca de la liberación del Pueblo de Israel del destierro y la alegría que esto traerá.

Las buenas nuevas de liberación justamente se refieren a la liberación del cautiverio babilónico y retorno a la tierra de Israel para reconstruirla (por favor lea el texto completo)  y nada tienen que ver con el falso mensaje idolátrico del “evangelio” que insta a la gente a poner su emuná (fe auténtica) en un hombre que se auto proclama dios.

Claramente podemos ver que Jesús citó un pasaje fuera de contexto y lo torció para auto proclamarse Mashíaj.

Incluso fue más allá, empoderó a sus seguidores para hacer también milagros y maravillas durante y después de su ausencia, empleando su nombre. Esto es totalmente extraño al Tanaj o Escrituras Sagradas, y más bien tienen que ver con la magia y la hechicería.

Ni los milagros de Jesús, ni su mensaje, tiene que ver en absoluto con el Mashíaj de la Torá.

HABLAR EN LENGUAS EXTRAÑAS

Una de las cuestiones más llamativas del cristianismo carismático o pentecostal y de algunos grupos mesiánicos, por su rareza, es el “hablar en lenguas extrañas” como señal (dicen) de haber recibido el “espíritu santo”. Según esta doctrina, la primera vez que esto ocurrió, fue en una fiesta de Shavuot o Pentecostés (en griego), inaugurando de esta manera: la “era de la iglesia”. Dicen que sucedió, aunque no saben en qué año precisamente. Como tampoco saben el año del nacimiento y la muerte de su pseudo-mesías.

Según el relato del libro de los Hechos capítulo 2: 1 - 21, solo unas ciento veinte personas estaban rezando en un aposento alto de la ciudad de I’rushaláim. Luego se nos dice que se escuchó un “viento recio” que soplaba desde el cielo (una “manifestación divina”). Seguidamente aparecieron como “lenguas de fuego” repartidas sobre las cabezas de quienes estaban reunidos. A diferencia de esto, el Tanaj (mal llamado Antiguo Testamento) relata la experiencia del profeta Elías (Elías) en donde D-os se hizo presente en medio de un “silvo apacible” y que las otras situaciones anteriores que se dieron, con violencia e imponencia, no acompañaban la manifestación directa de la presencia divina. “NI EL VIENTO RECIO, NI EL FUEGO”. (1°Reyes 19: 11-13)

Luego el relato de los Hechos continúa diciendo: “Y todos fueron llenos del espíritu santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas”. A esta expresión “espíritu santo” se la quiere relacionar con la expresión hebrea “ruaj hakodesh” (espíritu de santidad), la cual en realidad se refiere al estado de inspiración divina y profética. “Ruaj hakodesh” no es una "persona", ni es un ente en particular, ni un "espíritu viviente" en sí mismo, mucho menos es D-os o una "parte" de Él. Di-os (en esencia) es inaccesible. En realidad es un estado particular de percepción de las manifestaciones de D-os en la realidad. Es un grado intermedio, bastante escaso comparado con el alcanzado por el más grande de todos los profetas, Moshé Rabeinu. Desde la destrucción del Primer Beit HaMikdash (el Templo) el ruaj hakódesh ya no se manifiesta ampliamente en el mundo; tan sólo unos pocos sabios han logrado entrenar sus vidas para gozar de ese efímero rayo de comprensión de las obras de D-os, solo un parpadeo de ruaj hakodesh. Todas las personas somos capaces de "desarrollar" esta "intuición" de los actos de D-os. Pero, mientras tanto, esa capacidad permanece en estado potencial, sin que la podamos aprovechar. Esto será posible durante la verdadera era mesiánica. Si un piadoso no llega fácilmente a este estado de Ruaj HaKodesh, y menos un simple justo (tzadik), ¿cómo lo puede conseguir un idólatra de un falso mesías al cual considera dios? Hoy casi cualquier cristiano carismático asegura ser lleno del “ruaj hakodesh”, generalmente porque “habla en lenguas extrañas”.

El hablar en “lenguas extrañas” es ajeno a la Torá, no lo encontramos en los profetas ni en ningún otro libro del Tanaj. Aunque es común en el paganismo. “En el mundo helénico, las profetisas de Delfos y las sacerdotisas sibilinas hablaban en un lenguaje desconocido o ininteligible. Por otra parte, los que participaban en los ritos dionisíacos entraban en un “estado de trance” y practicaban la “glosolalia”. Otros estudios han revelado que, en tiempos posteriores, la “glosolalia” se practicaba en el culto al zar y en el vudú haitiano. Se cultiva en las religiones no cristianas entre los esquimales, los séances japoneses de Hokkaido. Hay ejemplos diversos de glosolalia en Malasia, Indonesia, Liberia, Arabia, Myanmar, Japón, Corea, China y las regiones árticas así como entre los chamanes etiópicos y se encuentra ampliamente en las regiones tribales de África” (Religiones comparadas)

Luego se cuenta que algunos de los que los oían hablar, decían que estaban borrachos; aunque los que venían de otros lugares para la fiesta de Shavuot los oían hablar en sus propios idiomas y relatar las maravillas del Creador. Ante este hecho de confusión y desorden, el apóstol Pedro se puso en pie y dio una explicación de lo sucedido, atribuyéndolo al cumplimiento de lo dicho por el profeta Ioel (Joel). Escritura que se refiere a la época mesíanica, cuando los judíos retornarán a su tierra con la venida del Mashíaj, que de hecho hasta el día de hoy no ocurrió. Incluso este texto “no menciona en ningún momento el “hablar en lenguas extrañas” (Ioel 3 del Tanaj - Joel 2: 28-32) A falta de fundamentos, el apóstol Pablo cita (en 1°Corintios 14: 21) el siguiente texto como prueba: “¡Ciertamente, con balbuceo de labios y en otro idioma hablará D-os a este pueblo! A ellos había dicho: 'Éste es el reposo; dad reposo al cansado. Éste es el lugar de descanso.' Pero ellos no quisieron escuchar.» (Isaías 28: 11,12)

En primer lugar el texto no dice en “OTRAS LENGUAS” sino en “OTRA LENGUA” y antes dice también “con balbuceo de labios” (labios “tartamudeantes”) ¿A qué se refiere? Que como los israelitas del tiempo de la destrucción del primer templo, no parecían entender cuando se les comunicó la Torá en su idioma y de la manera más clara, daría lo mismo hablarle en forma tartamuda o en otro idioma; porque de todas maneras no entienden. Algo similar es cuando a alguien que no entendió un mensaje muy claro se le dice: ¿En qué idioma querés que te lo diga?

Según el texto de los Hechos, las ciento veinte personas eran judías, y hablaban por lo tanto una sola lengua: la lengua sagrada (lashon hakodesh), “EL HEBREO”. Pero resulta que luego que “vino el espíritu santo” comenzaron a hablar en “otras lenguas”. Lo mismo ocurrió en el hecho de la torre de Bavel, relatado en Bereshit/Génesis 11. Todos estaban “unánimes juntos” en base a un objetivo errado e idolátrico y hablaban el hebreo (como en Hechos 2) Ellos querían erigir una torre que los inmortalizara, y que les permitiera enfrentar a D-os. Luego D-os confundió sus lenguas, para que no se pudiesen entender y seguir adelante con este proyecto. Este suceso no correspondió a una manifestación favorable de la presencia divina, sino todo lo contrario. Fue una señal de desaprobación y castigo.

¿Puede entonces, el hecho de hablar en diversas y extrañas lenguas ser una señal de la venida del Mashíaj? La respuesta lógicamente es NO. Y no solo por lo antes dicho, sino por lo expresado en el mismo Tanaj. Una verdadera señal de la llegada de la era mesiánica y del Mashíaj auténtico de Israel es que todo el mundo hablará (más allá de su lengua propia) una sola lengua: EL HEBREO, para servir a D-os en unidad. Como dice el profeta Tzefoniáh/Sofonías 3: 9: «Entonces daré a los pueblos UNA LENGUA pura para que todos invoquen el nombre del Eterno y le sirvan de común acuerdo.»

(Aportes del Rabino Ariel Groisman y material consultado de serjudio.com)




LA EXPULSIÓN DE DEMONIOS

Hace un tiempo me escribió un cristiano diciéndome que el hecho que en el nombre de Jesús los demonios sean expulsados,  es un argumento suficiente para reconocer a Jesús como Mashíaj (Mesías). Ya que él tiene autoridad sobre los demonios.

En los mismos escritos cristianos vamos a encontrar la siguiente declaración realizada por el mismo Jesús:

“…si expulso a los espíritus malignos (shedim) por medio del Espíritu del Eterno,  eso significa que el Reino del Eterno ha llegado a ustedes.” (Mateo 12:28)

(No vamos a discutir aquí sobre el perfil del verdadero Mashiaj. Para esto recomiendo leer lo expuesto por Maimónides en su Mishné ToráLeyes de Reyes - Capítulo 11. Y descargar el libro “El verdadero Mesías” en la zona de descargas de noajidas.org)

La expulsión de demonios no es una señal mesiánica, del momento que no se encuentra en el Tanaj (mal llamado Antiguo Testamento). “No es una enseñanza de la Torá”

Si deseamos encontrar el origen de este pensamiento debemos remitirnos a los orígenes del cristianismo, a las religiones de los misterios.

Para las religiones de los misterios, el universo se encontraba fracturado en una lucha entre dos poderes, la luz contra la oscuridad.

Este pensamiento tiene a su vez su origen en Egipto, en la lucha eterna entre Ra (el sol o la luz) y la serpiente Apofis, quien habitaba el inframundo (la oscuridad) y gobernaba a los malos espíritus representados con serpientes y escorpiones.

En esta creencia se esperaba el triunfo final del bien sobre el mal, de la luz sobre la oscuridad… de Ra representado con un cordero o carnero sobre la serpiente antigua. Creían que la luz llegaría a alumbrar para siempre y “no habría más noche sino que el cordero (Ra) sería para siempre la lumbrera”.

Esta creencia es evidentemente idolátrica, ya que se hablan de dos poderes enfrentados en una lucha continua.

La Torá nos habla del Creador como único poder. De El proviene tanto el bien como el mal. D-os no tiene enemigos ni lucha contra nadie. Todo lo que sucede ocurre por Su voluntad porque Él es el Único Rey del Universo. El sostener que hay una lucha de poderes (entre dos o más deidades) y participar de la misma es pura idolatría y hechicería. ¡Cuidado!

Sin embargo quienes sostienen este pensamiento de “una guerra espiritual y de la autoridad sobre los demonios” insisten apelando a las experiencias místicas y sobrenaturales.

La verdad de la Torá está por encima de cualquier hecho milagroso o sobrenatural. Se advierte al Pueblo de Israel de no hacer caso a estos hechos siempre que contradigan sus enseñanzas, y permanecer fieles a la verdad.

“Cuando se levantará en medio de ti profeta o soñador de sueños, y te dé una señal o un prodigio, y se cumple la señal o el prodigio que él te predijo al decirte: 'Vayamos en pos de dioses ajenos' –que tú no conociste– 'y sirvámoslos', no escuches las palabras de tal profeta ni de tal soñador de sueños; porque el Eterno vuestro D-os os estará probando, para saber si amáis al Eterno vuestro D-os con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.”
(Devarim/Deuteronomio 13:2-4)

Entonces ¿Cómo es que ocurren estos extraños sucesos (si es que en realidad ocurren)?

Hay leyes que entran en funcionamiento aquí:

1-     “Por el camino que la persona quiere ir, por allí es conducido (desde Arriba)” (Talmud B Macot 10b).

Si la persona insiste en el camino de la idolatría, entonces se le provee incluso ayuda desde el cielo para que continúe ese camino de error y reciba en su momento su justa retribución o castigo.

 

2-    El Eterno se conduce con el ser humano “medida por medida”. A cada transgresión le corresponde su sanción. Si la persona transgrede desde la idolatría y la hechicería entonces el castigo viene en ese formato. La persona experimenta manifestaciones de falsos dioses y demonios, que le darán un espectáculo nada agradable y le presentarán lucha.

El hecho de “llamar a los demonios en el nombre de un falso dios o ídolo (como es el caso de Jesús) trae como consecuencia una respuesta relacionada con lo espiritual mágico e impuro”.

No solo que el expulsar demonios NO es una señal mesiánica (o del acercamiento del Reino de D-os como dicen los escritos cristianos) sino que es una práctica que tiene que ver con la idolatría y la hechicería.

 

ENTONCES… ¿EXISTE UNA GUERRA ESPIRITUAL?

 

No existe una guerra entre el bien y el mal. Este concepto proviene del paganismo. El único poder que existe es el Eterno. El es Uno y Único y tiene como instrumentos a los ángeles y demonios. Tanto el bien como el mal vienen de él. Todo lo que ocurre es para nuestro verdadero bien porque está bajo Su Supervisión. D-os no tiene enemigos. Nadie podría hacerle frente. 
Entonces los demonios no están para atacar a los buenos como si se tratara de dos bandos. No debemos meternos en su terreno. Ellos afectan a los que transgreden las normas divinas. Es como si se tratara de un león. Si nos metemos en su jaula entonces nos puede dañar. Pero si nos mantenemos a salvo nada nos puede ocurrir. Por eso hay que andar en obediencia a las leyes Noájidas. 

 

LA INMUNIDAD AL VENENO DE LA SERPIENTE

 

“Tomarán serpientes con sus manos;  y cuando beban (ingieran o absorban) algo venenoso no les hará ningún daño…”  (Traducción propia - Marcos 16:18)

“Sucedió que Pablo recogió un montón de leña y la estaba echando al fuego,  cuando una víbora que huía del calor se le prendió en la mano.

Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo,  los nativos se pusieron a comentar entre sí: ‘Sin duda este hombre es un asesino,  porque aunque se salvó del mar,  la justicia divina (de Diké, la diosa de la justicia) no va a consentir que siga con vida.’ Pero Pablo sacudió la mano y la serpiente cayó en el fuego,  y él no sufrió ningún daño.

La gente esperaba que se hinchara o cayera muerto de repente,  pero después de esperar un buen rato y de ver que nada extraño le sucedía,  cambiaron de parecer y decían que era un dios.” (Traducción propia - Hechos 28: 3-6)

Generalmente en la teología cristiana se relacionan ambos pasajes. El segundo (dicen) es el cumplimiento de la promesa hecha por Jesús en el primero.

Es como si dijera… “Cuando tengan que librarse de alguna serpiente que los haya mordido háganlo con confianza, pues si absorbieron su veneno no les hará daño”.

El origen de esta “señal” no es de la Torá sino pagano. Se remonta al antiguo Egipto.

Existe una estela egipcia con el nombre de “Metternich” que incluye recetas mágicas para curar envenenamientos, principalmente los causados por venenos de animales…. El hechizo contra el veneno de reptil estaba vinculado al demonio serpiente Apofis. Se creía que hacía vomitar a la serpiente cuando el sacerdote recitaba el hechizo. En este punto, el enfermo vomitaría también, liberándose así del veneno. La estela incluye asimismo relatos diversos sobre diferentes deidades. De hecho, la mayor parte del texto está dedicada al mito de Horus, que fue envenenado y logró curarse.

 

Reuel Rolando Schnyder


 

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